NOTAS


Hipocresía o Política

Por Gerardo Rico


Diputado Provincial por el Frente para la Victoria

Secretario general del Movimiento Evita de la Provincia de Santa Fe



Uno de los logros indiscutidos del proyecto político iniciado en 2003 por el ex presidente Néstor Kirchner fue reconciliar a la ciudadanía con la política. La acción política recuperó su capacidad transformadora de la sociedad. Volvió a ser el instrumento a través del cual las grandes mayorías nacionales podían incidir en su futuro. La militancia fue la herramienta que abrazaron los jóvenes para volver a creer en un país que los contenga, los incluya, les brinde una perspectiva de vida y que no los expulse, como ocurrió en distintos períodos de la historia nacional.


Y no fue nada fácil. La desconfianza popular era justificada. Veníamos del “no te metás” de la dictadura, que te costaba la vida, la cárcel o el exilio. De la decepción alfonsinista. Del salvajismo neoliberal del menemato y la Alianza. Del estallido de 2001 y la pesificación asimétrica que favoreció a las corporaciones y continuó cargando las espaldas de los más humildes. Por qué habría que creerle a este pingüino, que junto con su pingüina nos prometían recuperar la dignidad, devolvernos derechos?


Este “volver a creer” se fundó en un presidente y una presidenta que dijeron lo que iban a hacer y lo hicieron. Así de sencillo. Ante una sociedad acostumbrada a las mentiras de su clase dirigente. Las convicciones no se quedaron en la puerta de la Casa Rosada, fueron el motor de las políticas transformadoras para que pudiésemos salir del infierno, mediante el privilegio de un modelo de trabajo y producción que nos permitió crecer y mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo sucesivamente desde 2003 hasta hoy.


Pero para algunos de los llamados compañeros y para otros que no, el camino sólo terminaba en esa salida del infierno neoliberal. Con el gobierno de Cristina comenzamos a sentar las bases de un nuevo modelo de país. Comenzamos a profundizar las transformaciones sociales y económicas. Comenzamos a plantear la necesidad de una sociedad más justa, inserta en el proceso popular y latinoamericanista.


Y hoy la coyuntura en la provincia nos presenta como la fuerza que garantizará la profundización del modelo nacional que benefició a las mayorías de la mano de un gobernador como Agustín Rossi. Al mismo tiempo, también nos plantea el desafío de desenmascarar dos discursos hipócritas y farsantes, uno esgrimido por el oficialismo que va por un segundo período, y el otro en la versión de varios dirigentes justicialistas que desertaron y hoy trabajan, presuntamente, desde la “antipolítica”.


El binnerismo ya mostró lo que no puede y no sabe hacer y plantea, para seguir gobernando, menos de lo mismo. Con la mayor hipocresía posible, lo hace presentándose como una fuerza progresista, que genera verdadera inclusión –y no clientelismo–, aunque haya fracasado en la obra pública, en políticas sociales y en materia de vivienda, un área en la que, como en muchas otras, depende casi absolutamente de los fondos que vienen desde el Gobierno nacional.


Pero además debemos enfrentar el producto de laboratorio que el PRO de Mauricio Macri planteó para Santa Fe, con el cómico Miguel Del Sel como candidato que muestra como una virtud “no venir de la política”, pero rodeado de hombres y mujeres que desde 1983 nunca dejaron de tener cargos políticos. Que Norberto Nicotra, Osvaldo Salomón y Alejandra Vucasovich hablen desde la “no política” no sólo los califica ante el electorado como hipócritas, sino como mentirosos.


Hicieron un cálculo equivocado. No creyeron en la política, se olvidaron de los proyectos. Tan acostumbrados al toma y daca, a las lisonjas de las corporaciones y a ser obedientes de los poderes económicos. Como decía Arturo Jauretche, su preocupación es “la de cambiar de collar”, mientras que la cuestión se trata de “dejar de ser perros”.


Ese coloniaje cultural quizás es una de las marcas más fuertes que nos dejó el proceso de descomposición nacional iniciado con la dictadura militar y que eclosionó con el estallido de 2001. En el mundo de la política, ese legado neoliberal fue la pulverización de la militancia, la prohibición de las utopías, la imposibilidad de soñar un país más justo y solidario. La actividad política pasó a ser un escalón para acrecentar negocios corporativos y riquezas personales.


Se mediatizó la relación del dirigente con la sociedad. Se institucionalizó la mentira y la hipocresía como herramienta del accionar político. Entonces, uno de los valores esenciales que nos dejó Néstor Kirchner es haber recuperado la política como herramienta de transformación nacional. Así, se incorporan a la militancia política los jóvenes, porque empiezan a creer que es posible el cambio. Porque ven que no es necesario mentir. Que se pueden sostener las convicciones. Que se pueden levantar proyectos políticos. Que hay un futuro y es con todos.


El peronismo fue revolucionario porque fue la maquinaria más importante que hubo en América Latina de empoderar a los pobres y a los trabajadores hacia el Estado, la política y la conciencia social. El elemento que le falta a la gran transformación que hizo Néstor es eso: empoderar a los jóvenes, a los humiles y a los trabajadores. Que recuperen la política como herramienta de cambio. No como herramienta de recolección de algunos recursos para sobrevivir del puntero, sino como herramienta del cambio social. Y eso requiere una pelea cultural. Y en ese camino vamos.


Por estos días distintos dirigentes, legisladores y hasta concejales se preocupan por la necesidad de construir consensos en la política. Y es muy cierto, aunque habría que agregar: ¿Es posible consensuar si no se discute y comparte un proyecto político? Y esto viene a cuento de la discusión que se dio en el justicialismo santafesino. Ir amontonados para ganar una elección. Despegar la realidad provincial de la nacional.


No hay proyecto de provincia posible sin un proyecto de país que la contenga. No nos da lo mismo los que quieren retroceder al país de la especulación económica, de los ajustes fiscales, del cierre de fuentes de trabajo, del empobrecimiento de nuestro pueblo, de los negocios para las grandes corporaciones y de las relaciones carnales con los Estados Unidos; a los que creemos que hay que seguir avanzando y profundizando el proyecto de país que nos legó Néstor Kirchner y que hoy conduce Cristina. Para simplificarlo, estamos en las antípodas de Eduardo Duhalde, de Mauricio Macri o de Miguel Del Sel. Sostenemos firmemente la reelección de Cristina y la única opción transformadora en Sanfa Fe, que es Agustín Rossi gobernador.


Entonces, unidad y consenso son posibles de lograr si discutimos proyectos políticos comunes que nos cobijen y nos integren. Queremos discutir y la discusión empieza por el modelo de país. Si estamos de acuerdo en qué Argentina queremos para después de octubre de 2011, empecemos a ver la provincia que queremos. Nos ha costado mucho recuperar la confianza de la sociedad en la política y en su dirigencia.


Hace apenas unos años el reclamo era “Que se vayan todos”. Hoy la expectativa es cómo revalorizamos la militancia política. Cómo vamos resolviendo los múltiples problemas de una sociedad compleja y minada de bombas retardatarias que nos dejó el modelo neoliberal. Cómo integramos a las minorías. Cómo hacemos una sociedad más democrática, más libre, más justa. Cómo volvemos a animarnos a soñar con nuevas utopías. Eso no se logra volviendo a la política de la mentira, de los negociados, de los beneficios para las elites, de las componendas a espaldas del pueblo o de la traición a los afiliados.

La verdadera reforma política no es el voto electrónico o quitar la boleta sábana o cualquier otra instrumentación de formas. La verdadera reforma política es lograr que los candidatos sean cada vez más parecidos en su forma de pensar y de vivir a los miles que los votan. Debemos ir construyendo esas candidaturas y no nos caben dudas de que, en este 2011, Cristina en la Nación y Agustín en la Provincia representan esa coherencia y compromiso con el proyecto nacional que venimos sosteniendo.

prensaevitastafe@gmail.com

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